Cri-Cri ,con amor.

La música no solo alegra los corazones, como dicen por ahí, las melodías nos permiten revivir viejos y agradables momentos unidos a nuestras vidas, momentos que pasaron y quedan guardados muy dentro, atesorados, enriqueciendo nuestro acervo cultural y nuestra sensibilidad artística.

Crecí, entre tangos y milongas, Gardel y Del Carril, lloré y reí con ellos y tuve una infancia colmada de boleros de Lara y Farrés, mi madre tocaba al piano las mas bellas composiciones de autores populares y alguna que otra pieza de las llamadas tal vez equivocadamente “clásicos”.

Esto creo en mi desde niño un fuerte vinculo con lo mejor de la música latinoamericana, mi conversación giraba en torno a vivencias de películas argentinas o mexicanas y mis compañeritos de clase las mas de las veces no entendían, en unos años donde lo cotidiano era no hablar de música, sino de béisbol, el deporte nacional.

Sucede que mi madre siendo pianista profesional, deriva su carrera hacia la educación infantil, atraída por una vocación genuina hacia los niños. Pero no deja su habito de ensayar algunas horas al día para no perder la agilidad en los dedos.

Es por aquellos años infantiles que escucho por primera vez las notas pegajosas y educativas de un personaje inolvidable para mas de una generación. Francisco Gabilondo Soler, el maravilloso compositor Veracruzano, mas conocido por su más popular personaje el grillito cantor, Cri-Cri.

Todos hemos oído alguna vez, las melodías que este hombre genial crea para el disfrute de los niños, sin embargo pocos saben que fue un deportista increíble por demás boxeador y paso por mucho oficios diferentes, hasta que alcanzo el éxito.

Sus canciones infantiles y sus letras didácticas no pasan de moda, descubro con alegría en muchísimas casas, donde me lleva mi trabajo diario, un disco con lo mas conocido del repertorio del maestro Soler. Y al comentar emocionado anécdotas de mi infancia, salen a relucir “las cinco vocales” en un fabuloso desfile de imborrables recuerdos.

Estuve buscando música para poner en mi espacio “Nocturno”, al ratito les buscaré algo de Cri –Cri, deseando que lo gocen con la misma intensidad del primer día, sin importar la edad que ustedes tengan, ni su nacionalidad, el “País” Jarocho, del cual me precio ser hijo emotivo y reconocido, a dado lo suyo al mundo, con sublime entrega y el sabor de una raza cariñosa y buena, llegue pues a ustedes y que lo disfruten.
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