Cuando el autobús se detuvo al final del largo trayecto, y el chofer amablemente nos dijo que habíamos concluido el viaje, la puerta se abrió y de golpe fuimos abrazados por una lengua de calor que nos quemaba literalmente la piel.
Afuera eran las 10:00 de la mañana apenas. Y sé hacia insoportable respirar el aire a mas de 40 grados.
Mérida la ciudad blanca, me daba la bienvenida con su peculiar clima y su amabilidad conocida.
Llegue a la casa de unos amigos y un primo suyo me dio un recorrido por la ciudad, las calles se numeran como en la Habana, y la arquitectura se semeja en cada detalle a la de mi ciudad natal.
Tiene el yucateco un trato desinhibido y agradable que no deja margen para ser indiferente, acostumbrado a ser hospitalario, se da entero, agua fría, hamaca y sus antojitos mexicanos deliciosos, con cebollas moradas adobadas a la sartén y el característico chile habanero, que recomiendo al desconocedor de la gastronomía yucateca, maneje con suma precaución por lo picoso.
Un paseo al atardecer en una volanta tirada por un caballo y un elegante cochero de huaraches blancos y guayabera de Ticul, ah! Eso es vida amigos.!
La tierra donde la prisa no existe y las mujeres y los hombres respetan y fomentan su lengua y sus costumbres orgullosos de cuanto bello les dio Dios como premio, en compensación por un clima tan severo.
Sugiero la casa de Montejo y una visita al palacio de gobierno, donde desde sus balcones se divisa la imponente catedral de Mérida, edificio de piedra, hermosamente labrado y pulcro.
Los jardines del parque central, compiten con los mas cuidados de Europa y son el orgullo de los Meridanos, amantes de su ciudad y conversadores natos, donde es característico el no hablarse de usted, y mantener un nivel agradable de respeto, si pides una dirección casi te llevan porque rayan en lo amable y hacen agradable el camino, la calle 60, esta colmada de restaurantes y lugares para bailar y beber con la peculiaridad de ofrecer tal cantidad de botanas como en ningún otro lado yo he visto.
Afuera eran las 10:00 de la mañana apenas. Y sé hacia insoportable respirar el aire a mas de 40 grados.
Mérida la ciudad blanca, me daba la bienvenida con su peculiar clima y su amabilidad conocida.
Llegue a la casa de unos amigos y un primo suyo me dio un recorrido por la ciudad, las calles se numeran como en la Habana, y la arquitectura se semeja en cada detalle a la de mi ciudad natal.
Tiene el yucateco un trato desinhibido y agradable que no deja margen para ser indiferente, acostumbrado a ser hospitalario, se da entero, agua fría, hamaca y sus antojitos mexicanos deliciosos, con cebollas moradas adobadas a la sartén y el característico chile habanero, que recomiendo al desconocedor de la gastronomía yucateca, maneje con suma precaución por lo picoso.
Un paseo al atardecer en una volanta tirada por un caballo y un elegante cochero de huaraches blancos y guayabera de Ticul, ah! Eso es vida amigos.!
La tierra donde la prisa no existe y las mujeres y los hombres respetan y fomentan su lengua y sus costumbres orgullosos de cuanto bello les dio Dios como premio, en compensación por un clima tan severo.
Sugiero la casa de Montejo y una visita al palacio de gobierno, donde desde sus balcones se divisa la imponente catedral de Mérida, edificio de piedra, hermosamente labrado y pulcro.
Los jardines del parque central, compiten con los mas cuidados de Europa y son el orgullo de los Meridanos, amantes de su ciudad y conversadores natos, donde es característico el no hablarse de usted, y mantener un nivel agradable de respeto, si pides una dirección casi te llevan porque rayan en lo amable y hacen agradable el camino, la calle 60, esta colmada de restaurantes y lugares para bailar y beber con la peculiaridad de ofrecer tal cantidad de botanas como en ningún otro lado yo he visto.
EN ciertos días de la semana en las noches una vez que refresca, los trovadores se reúnen muy cerca del teatro principal y el bellos edificio de la universidad, dando un espectáculo digno del Olimpia de Paris, todo el sabor y romance que lleva en su espíritu soñador desborda a los músicos y cantantes que hacen gala de su más finas composiciones que tanto prestigio han dado a Mérida a través del mundo.
Si uno tiene tiempo suficiente no debe dejar de visitar el mercado del centro donde las mujeres exponen su mercancía con las piernas cruzadas y sentadas en el piso, vestidas con sus trajes típicos y hablando entre ellas la maya lengua que lejos de desaparecer cultivan.
En el tiempo de que les hablo, los alimentos y otros enceres eran económicos y se encontraban condimentos únicos de la región, que me hacían recordar mi infancia en otros lares.
Aproveche esta ocasión, un plan turístico llamado Vive México, esta tirando la casa por la ventana, Mérida es un destino de magia y amor, con un litoral a 34 km. de distancia.
Recomiendo filete de pescado, arroz blanco y plátanos maduros fritos, al mojo de ajo. ¿Qué tal, se antoja verdad?
Este lugar se llama Puerto Progreso, comes mirando al mar y entre los olores de los platillos llega el aroma del mar placentero.
En 1992, un grupito de cubanos nos reuníamos cada sábado a medio día para comer este platillo, y después nos íbamos sin pagar, no es broma, después nos íbamos a caminar por la orilla de la playa. Mientras escuchábamos música de Willy Chirino agradecidos a Dios por este lugar tan hermoso.
Están invitados.! Si algún día deciden visitar Mérida, no olviden decir que van de mi parte, los van a tratar igual, pero yo ganaré una comisión por este rollo.
Playa, comidas sabrosísimas y una hamaca matrimonial, si! no los engaño, el yucateco casi no usa camas, no se caerá, dormirá soñando con su infancia y despertará a tiempo para ver una cuidad de leyenda con gentes esplendorosas, poseedoras de todo el agradecimiento de mi corazón.
foto de Puerto Progreso , con las arenas blancas y al fondo el espigón de concreto donde atracán los enormes cruceros del Caribe.
2 comentarios:
Fíjate que me he quedado con unas ganas de ira para allá...que no te imaginas.
Sí, ese será uno de mis destinos cuando me "organice un poco mejor".
Gracias por el paseo y por la comida...
Besos
Quiero muchisimo a Mérida, es verdad que el calor es muy fuerte, pero se compensa con toda una cantidad de cosas maravillosas, los yucatecos son a todo dar.
Y muchos cubanos viven alli, por que se parece a Cuba bastante.
un besito angel
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