viernes, 12 de junio de 2009

A manera de prologo.

¿Dónde habita la inspiración que me permite escribir mi poesía?
No ciertamente en mi entorno, no me influye. Emerge de lugares recónditos atrapando los sentimientos que conforman mis vivencias, entretejidas y adheridas a las paredes delgadas y complejas del recuerdo, remembranzas y errores.
Me recuerdan lo mas humano de mi existencia, el mundo que destruyo y rehago en las partes desconocidas de mi interior.
El camino que junto a muchos recorrí sin proponérmelo enriqueció mi intelecto, influyendo en mi favorablemente.
Sobre todo a las mujeres motor de mí deambular, como lado positivo en mi conocimiento de la riqueza humana.
Marcaron mi piel y las heridas sangran internamente como extrañas aves de irreconocibles colores.
Me exponen a un mundo sin dobleces de un amargo desconocido al paladar que tocan cual nunca hubo ocasión antes de probar. Así brota el agua y sorprende al incauto que la bebe.

Mejor es dejarse llevar por el ritmo, pues no poseen explicación, vías complejas que hablan de visiones de amores que no se frustraron mas que en la causa de sus excesos. Entregados a derroches de pasiones que desbordaron las márgenes de lo dispuesto para contenerlos.

Hasta que la vida nos separe, no habla de inicios, ni finales, amores que encontraron la paz necesaria para ver, cansados sus finales, arden como almas en pena las palabras que no hallan contrapeso a su destino, como si aspiraran a una nueva era sin percatarse que los tiempos son finitos y después la historia será contada de otra forma y el dueño de las almas trazara normas diferentes donde la paz invada los sentidos y las lágrimas no mojen ya jamás las mejillas que la pena destino al sufrimiento.

Sin embargo esa antesala expectante esta en mi, como tatuada en el recóndito espíritu, deseosa de libertarse de cuanto la ata, cuanto daría por dejar salir lo que me corroe y muerde por dentro, al menos estas pocas poesías dicen cuando escondo en lo profundo.

Convertirlo en palabras que conserven la coherencia sutil de los sentidos es ya verter un poco de luz en mi interior. No lo intentes.

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