Al poeta potosino, Lázaro Aguilar.
Andan los poetas sueltos por la ciudad
A la espera de una buena nueva
Desorientados en sus carencias diarias
Alimentados por las palabras
Que no se hacen presente cual debieran
Sin risas pasan meditando
Llevando en hombros los pesares
De una ciudad que ignora las letras
Alimento para el alma del poeta
Como pueden vivir sin los poetas
Sin la sabia de las palabras
Que interpretan las hojas y los vientos
El enigmático canto de los pájaros
La raíz de los centenarios laureles
Pobres poetas olvidados y solitarios
En un mundo amante de lo material
Las palabras vertidas no valen
Si no pueden ser trocadas por dinero.
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