Las horas que se marchan
dialogan con los presentes
sobre las causas ausentes
de sus largas inquietudes.
Armadas de consecuencias
las horas que se marchan
dejan tras sí una estela
de reproches incumplidos.
Secuencias de viejos casos
de amores que se olvidaron
besos que no se ofrecieron
palabras que se pensaron
y fueron luego calladas.
Las horas que se marchan
aunque no se van vacías
se alejan desperdiciadas
lánguidas y soñolientas
como una idea sin dueño
escrita en un papel olvidado
que el viento convirtió en ave
volando por todos lados.
Las horas que se marchan
llevan mis sueños preciados
la sinfonía de tus labios
la riqueza de los retoños
el vino en la cava oscura
la espesa capa de tinieblas
que suele ser la compañera
de los tiempos venturosos
donde se desvisten las crisálidas
poblando de flores volantes
los bosques de mi mente.
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