Gritan tus besos, allí en lo oculto de mis años
Entre las vergüenzas del olvido y las líneas
Que los maquillajes no logran ocultar
las estrías grabadas en los pechos y en el vientre
y la nada despreciable cantidad de horas
donde el amor punzo violento las bocas y los sueños
las palabras en los surcos, cuando se sabe sembrar
dan frutos que la vida jamás logra destruir.
La sangre de los instintos la lleva grabada
en el fuego de lo arrancado a la imaginación
por ello sobrevive hiriendo en lo profundo
a pesar de los errores y las carencias.
Más hondo que los dichos y las promesas
como una hiedra que se adhiere a la pared
se mira al espejo y no ve los estragos de la vida
ve los besos dados y los momentos que no se olvidan
grabados en la piel, impresos con una tinta roja
que los años no saben borrar
Indeleble y fina como hilo.
Surcando el infinito de las horas
posándose en el delicado cristal de Murano
imposible de valorar
más intenso que el velo rasgado
cuando ya no existe nada que rasgar
y la mente lo rehace
simbólico pero impactante en su primera vez.
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