martes, 17 de diciembre de 2013

Una visión diferente

Ha muerto Nelson Mandela y se han llevado a cabo discursos, visitas, homenajes y programas televisivos.

Los hombres mueren.

Queda la trayectoria, no sé si mayúscula o minúscula para la que somos usados algunos en el mundo.

Que no todos estamos llamados a ser guías, ni muchos traemos un discurso de vida digno de mejorar a la humanidad, aunque seamos parte de ella.

Algunos pasamos sin pena, ni gloria y otros pudiendo hacer grandes cosas acaban siendo tirados al basurero de la historia.

Un puñado llega a niveles envidiables de posibilidades de cambiar el curso de la historia para bien de un pueblo, un país, tal vez el mundo y solo enturbian y empantanan los asuntos tremendos que pudiendo mover para bien, enlodan y ensangrentan.

De esos hombres que destruyen pueblos la humanidad no puede ser ignorante, porque otros verdaderamente grandes trazan tal cúmulo de diferencias que los exponen claramente.

Incluso hasta los más indiferentes observadores, la maldad intrínseca que llevan en sus mentes macabras, hombres mediocres y vulgares que endiosados y llenos de prepotencia usan el poder como rufianes y camorristas, no pasa inadvertida.

Dividen a sus pueblos, siembran el odio, reprimen, encarcelan y eliminan a quienes les señalan sus errores.

Que lograda la oportunidad cimera prefieren dar paso a sus bajos instintos y al carecer de las bondades del alma que son la verdadera grandeza del ser humano, deciden como Fidel Castro, privilegiar lo vil y vengativo, en vez de saltar el lado oscuro de la maldad humana y verter luz sobre la tierra aunque solo sea para poner de manifiesto que lo pequeño del hombre es una gran virtud si se usa para edificar y perdonar, van regando veneno y muerte en todo cuanto emprenden.


Pero saber perdonar y levantar una nación con todos y todo tipo de pensamientos, se requiere más que odio, amor.