domingo, 14 de junio de 2009

Cuando me hallaste.


Cuando te halle, venias
De mundos que no existían
( al menos para mí)
Con esa percepción de alientos
Que me recordaban
La suave fragancia de las violetas.

Tan frágil estaba mi alma
Que no aspiraba a tus besos
Ni cruce tu mirada
Con intenciones de poseerte.

Mas bien buscaba puerto seguro
Sombra en la tarde
Agua a mis labios sedientos.

Nada me ataba al puerto
Ni las gaviotas, ni las mareas bajas

La luna de octubre
Me iluminaba
Sentía él frió de su caricia
Sobre mi piel que ardía
Mi cara triste de aventurero.

Perdido andaba, sin rumbo fijo
Moneda al aire, caiga cual caiga
La cara no me importaba.

De tanto morder sus labios
El paladar acostumbrado
Sabores únicos,
Selló mis ganas.

Solté despacio la débil cuerda
Casi discreta la nave parte
Se aleja en la noche clara
Iluminando la gavia
Y yo tendido como un cadáver
Llorando...

Como si estuviera en lontananza
Como si fuera mar adentro perdido
El corazón roto del naufrago
Que no ha tenido tiempo
De ser compuesto.

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