martes, 25 de agosto de 2009

Llanto breve en tres actos.


Jesús lloró. Es el verso más breve de la Biblia, lo podemos encontrar en el Evangelio de Juan a raíz de una conversación entre El Mesías y la hermana de Lázaro.
Llorar es una expresión de sentimiento. Se puede decir que lo es. Una cualidad que tiene el ser humano. Exclusivamente. Queremos a nuestras mascotas y estas evidencian de muchísimas formas sus dolores y padecimientos, pero jamás lloran.
Derramar lágrimas es producto de una reacción de la corteza cerebral. No lo sé. Acabo de escribirlo y me parece una frase más. Tal vez tenga razón y lo halla leído por ahí.


"Lágrimas que escapan de la vida, haciéndonos humanos
cuántos caminos de sensible herida postergados fueron
dame los motivos alevosos de la pena pretérita
brotan del centro de la nada, donde guarecías
pesados duelos de profunda queja
Mas la palabra alcanza con su decir sereno
el hondo pozo, la oscura vena infortunada
notables pasiones
Llorar solo me queda, como consuelo
no todo lo he perdido, afuera escucho
el murmullo inextinguible de la vida
extremecer nuevas ilusiones

Podemos entonces llorar a pierna suelta. Desahogar pesares y gemir, si la pena es de amor, cura tendrá. Más si es perdida de un ser amado, porque de la vida parte. Consuélense en el llanto un tanto. Ayudará al alma aliviar tensiones. Después los corazones vuelven poco a poco a recobrar el tono de sosiego y de paz. Que nos devuelve a la costumbre de los tramos por vivir que nos aguardan. Quedan los motivos en el recuerdo y allí habitan, para ser más llevadera nuestra estancia. Quien aguarda en paciente consuelo, ama el equilibrio de sus dones. Nada puede hacerse, sea vida, o sea, muerte, amores que se van o que se olvidan. Llorar es una esquiva receta socorrida. Llora pues amada mía. Déjame disfrutar el saberte poseída por el beso de la tierra, agradecido.
Mañana será otro día. No olvides que afuera, la vida es bella.

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