domingo, 16 de agosto de 2009

La sombra y la tarde.


He visto morir la sombra
Al paso franco de la alegría
Cuando más triste la tarde ataba
Los desafíos de la jornada.
Sentirme libre me atenazaba
A los infieles sobrios matices
al carecer de soñados vuelos
Saltando todos los intersticios
Si lo supieras al despojarte
De telas gastadas y desvirtúales
Clamando ansiosas las romerías
Al verte toda de rosa y gasa
Partir la plaza a la media tarde
Del pecho fijas las angustiadas
Ideas tiernas de tu alma joven
Pasan revistas los ojos grises
A la belleza que no doblegan
Palabras dadas a la lisonja
De la pureza reclaman quedas
Unas sencillas frases sinceras
Solo unas pocas, solo tranquilas
La dulce calma de los antojos
Que siembran leve de serafines
Las ilusiones de mis amores.

1 comentario:

Meulen dijo...

como ssiempre una maravilla de poema adornado con las florees de esta tierra maravillosa...
saludos amigo!