España en San Luis Potosí.

La coincidencia nos llevó anoche a mi esposa y a mí, a un espectáculo maravilloso. En el Paraninfo Universitario Rafael Nieto, se presentó la Sinfonietta de la Universidad de San Luis Potosí.

Bajo la dirección del Maestro cubano, Gilberto Núñez Puente, que consta de reconocido prestigio dentro y fuera de nuestro Estado.

España intitularon su concierto.

España vive en el corazón de muchísima cantidad de potosinos y turistas que asistimos al evento, vibramos con las suites y los pasodobles y los recuerdos que de la “madre patria”, cada uno atesora, emocional y afectivamente.

El auditorio estaba lleno antes de iniciar el espectáculo, unas trescientas personas y muchas ya no pudieron alcanzar asientos y permanecían de pie.

Esto da la magnitud de una ciudad que cultiva gustos refinados y da muestras de ello. El Paraninfo, es un excelente teatro, pero insuficiente para tamaño acto.

El arranque con palabras del propio director Núñez, que hizo de excelente homologo de ceremonias, dejo a todos complacido, desenvoltura y hablar pausado, demostraron que cuando un cubano quiere puede hablar despacio y claro.

Las Bulerias, abrieron el fuego, una “bailaora” como Himelda Núñez, me hizo recordar los versos de Marti a la famosa Bailaora Española Carmen, con su debido respeto en el tiempo y las formas, sin pretender compararlas.

Zapatear al contrapunteo, es uno de los sublimes instantes en que se pone a prueba la habilidad del arte español, la finura y la entrega, pero también esa suerte de esencia que se lleva en la sangre, el arrojo y la cadencia.

Si hubiera de juzgar a esta nuestra, diría que por momentos fue genial, por momentos le falta entrega.

Del guitarrista, debo opinar, a mi parecer, florear las cuerdas, jugar con los dedos sobre ellas y dar las pausas claras y evitar por todos los medios atropellar los cierres, darían un claro indicio de conocer la fuerza que imprime la música de los creadores de la guitarra actual. Hay un trecho que recorrer.

La solista Maria Georgina Torres Márquez, en solo de bajo sobre una pieza del Maestro filipino When – Bin- Tan, fue todo un despliegue de maestría, acostumbrados como estamos a ver de lejos tan enorme instrumento, nos pareció maravilloso, en primer plano y excelentemente ejecutado.

España Cañí, robo los aplausos y la emoción se desborda, cuando a escena invita el Sr. Director a un madrileño de cepa y figura, señorón de respeto aquel que, recita los versos que acompañan a tan conocida melodía, reventando de aplausos, salidos del corazón del auditorio.

Un gran olé, coreado y repetido a petición del Director, fue todo un bello gesto de amor y respeto.

Cerraron la noche con Bizet, uno de los más puros exponentes a la hora de trasmitir la savia de la cultura musical española.

Aragonaise y la Suite Habanera, de la Opera Carmen, calaron en mi alma sensiblemente.

Me acorde del viejo pintor de los Quijotes y de Manuel Machado que cruzo la frontera y del genio de las letras granadinas, el gran García Lorca.

Otros cosas pasaron por mi mente y por mis sentimientos, al cabo de eso se trata cuando la profundidad y la maestría se convierten en magia que toca y beneficia lo mejor del ser humano.

Extraordinaria orquesta, completa y profesional. Bien dirigida sin enfado ni vanidad, solo me quedo como significativo, la enorme humildad de sus miembros, aún no tocados por la arrogancia de la vanidad que nos acecha de continuo.

Complacidos, salimos de aquel lugar al cual acudimos porque fui invitado por mi querida amiga la doctora Xiomara Puentes, madre del Director cubano que brilla con luz propia para orgullo de nuestra comunidad.