viernes, 31 de julio de 2009
Recordando a Welfo.
Todavía recuerdo la noche en que nos conocimos. En el tugurio aquel que ya no existe, de nombre El infierno, en la calle de Insurgentes.
Llevaba yo unos cuantos días en la Ciudad de México. Alguien conocido me dijo que fuera ver cantar a Welfo, “El ultimo cantante de la Sonora Matancera”.
El lugar me desconcertó muy diferente a los cabarets que conocía en Cuba. Pedimos algo y nos sentamos y no pasaron cinco minutos y arranco el show. Yo venia todavía emocionado de haber escuchado hacia relativamente poco a Oscar de León en Cuba. Pero tu voz se me hizo muy buena con una pronunciación sonera excelente y un calibre único en el escenario.
En un inter le pedí al mesero que te dijera si podías dedicarnos una canción y le di nuestros nombres. Cuando se acerco a ti, al terminar una pieza, te hablo, vi que miraste hacia mi mesa y con amabilidad nos saludaste y nos complaciste.
Un rato después te dimos las gracias con un gesto y nos fuimos a la media noche sin poderte conocer.
Como a los dos meses hubo un bailable y era de tarde , estabas en el escenario y nosotros no sabiamos que ibas a estar allí, nos fuimos moviendo hasta la tarima y cuando batallaba para agarrar un buen lugar, entre un respiro, me dijiste : Que onda, hermanito!. Aquí estamos Welfo! .
Después de ahí nos vimos en muchos lugares del DF. En salones de bailes y en clubs pequeños y grandes, en actividades de la Casa Cuba y mil veces mas.
Siempre amable, amistoso y elegante, Sin perder la tonada y con buena improvisación. Aún cierro los ojos y te veo con tu saco que remangabas a medio codo y tu estilo juvenil y amigable.
Nos dejamos de ver cuando me fui del Distrito Federal. Hace ya mucho tiempo y no estuve presente cuando partiste. Pero estas aquí, intacto en mi memoria, mas fresco que el primer día. Más amigos en el tiempo.
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