lunes, 23 de marzo de 2009

El éxodo del Mariel. Parte II




Para julio de 1979, la Comunidad Cubana en el Exterior ya fue abierta a todo tipo de personas incluidos aquellos que se habían ido de manera clandestina.

Sin limites de peso en sus equipajes y con la intención de crear una oferta que permitiera el flujo de divisas, se improvisaron tiendas en todos los hoteles y cuanto lugar imaginan, aceptándose dólares y tratando de maravillas a las personas que los poseían.

Cuba parecía un shopin center nacional, los cubanos de Miami llegaban con maletas y maletas cargadas de ropas y cuanta porquería se les ocurra pensar, regalaban a los vecinos y amigos y dejaban a sus familias cantidades exageradas de ropas.

Pero todo tiene un pero en esta vida, y el de esta historia era que los que venían volvían una dos y hasta tres veces en muy poco tiempo.

Traían mucho y siempre podían traer mas, y como era esto posible en un concepto de vida que nos habían hecho creer de limitaciones absurdas y desfiguros y explotación capitalista, después de veinte años. 

Los que volvían nos lanzaban a la cara, sin querer tal vez, que los explotados éramos nosotros, los constructores del hombre nuevo, los edificadores del socialismo, los súbditos de un gobierno paternalista e ineficaz que vivía de lo dado por la metrópolis rusa y gracias a ellos y a nuestros inútiles dictadores, nos habíamos convertido en pueblo sin iniciativa.

A expensas de políticas trazadas por otros según sus intereses y de la cual el pueblo cubano no podía tomar parte por que era hábilmente excluido.

La bomba estalló, la gente comenzó a comprobar que el capitalismo era difícil, pero la gente comía, el capitalismo explotaba, pero la gente que trabajaba podía comprar cosas que necesitaba, la gente supo que en el capitalismo al menos tienes algo de libertad para hacer sin que nadie te dicte continuamente tu vida y por último la gente se percata para siempre que el estado dictatorial cubano era mas vil y oportunista que el capitalismo.

El daño estaba hecho, aún me quedan dudas si el incidente de la Embajada del Perú fue espontáneo o preparado, la cuestión es que un grupo de personas que entra por la fuerza provoca que un guardia nervioso e inexperto dispare, matando a su propio compañero, lo cual da pie al levantamiento de custodios y mediante una breve declaración radiada se provoca la invasión masiva de la sede.

Serían como las once de la mañana cuando me presente en el lugar de los hechos con la idea fija de meterme.

Al llegar me encontré con muchos conocidos dentro que me gritaban saludándome y me invitaban a brincar la cerca, pero la desconfianza a las cosas que suceden en Cuba, hicieron que me fuera para esperar que se definiera la situación, cuando volví en la tarde ya la cantidad de gente era impresionante y comenzaban a operar tropas de choque vestidas de civil que amedrentaban a los curiosos.

En cuestión de horas la situación desborda al propio gobierno que no esperaba tal reacción, nadie sabe cuantas personas están dentro, pero lo chusco después de todo se vivía afuera bajando por la calle 70 rumbo a 13 va ave. la multitud era contenida por algunas patrullas y agentes de la seguridad que intimidaban a la población con las pistolas afuera, mientras trataban de hacer un arreglo con él publico al decirles que una vez que se fueran aquellos ellos podrían pasar. 

Me toco ver gente que nunca supe de donde eran, pero no de la Habana, preguntándome dónde quedaba la tal embajada peruana, con una maleta y un catre, aquello me tomo desprevenido, yo siendo fotógrafo no me permitan pasar con cámaras.

A los pocos días la situación era trágica, la gente hambrienta acabo con todas las hojas de todos los árboles y la higiene amenazaba desbordar cualquier calculo tomado a la ligera en esta situación de crisis.

El Gobierno ante los reclamos de muchos personajes políticos extranjeros opta por dar salvoconductos y dejar salir a las personas con la promesa de permitir su salida.

Esto hubiera quedado allí, pero la Habana era un hervidero la gente quería escapar como diera lugar.

De pronto todo aquellos años de consignas y promesas y loas al socialismo se fueron al caño.

Estuve presente en las largas colas que se hicieron en inmigración de Miramar allá cerca de 30 y 3ra, para entretener al pueblo y dar largas al asunto con la intención de ganar tiempo y planificar mejor cual seria el próximo paso a seguir.

Filas enormes de personas que pedían planillas para todo su núcleo familiar.
Una verdadera estampida humana.

Tal vez ante lo sorpresivo de la respuesta, el gobierno, léase Fidel Castro, toma la decisión de contactar personas de Miami para iniciar un éxodo haciendo creer al mundo que iniciaba espontáneamente desde aquel lugar.

Inicia la época del Mariel, los mítines repudio y el peligroso éxodo marítimo.

El caudal de personas para solicitar salidas iba en aumento, se calcula y son cifras moderadas que aproximadamente dos millones estaban en listados, cantidad que no me extraña en lo absoluto debido a la efervescencia que se estaba viviendo.

Toda esta cuestión rebasaba obviamente al régimen que comprendía perfectamente el rechazo al sistema y sus mentiras.

Si Castro fuera un hombre de principios y de hombría en ese mismo instante hubiera renunciado a cualquier responsabilidad al frente del país y hubiera reconocido su fracaso como figura rectora de la vida publica.

Aquí no estamos hablando de un apasionamiento por el capitalismo, ni el modo de vida norteamericano, ni cosa similar, hablo de un pueblo cansado de luchar por nada, sin rumbo, ni retribución por tanto sacrificio, cansado de ser explotado y sabiendo que sus dirigentes no padecían ni un uno por ciento de estas dificultades, un fracaso de gobierno.

No fue una muestra de libertad la que dio el régimen, fue una maniobra que se salió de control.

Para cancelarla, visitaron cárceles y manicomios y aprestaron agentes especiales de la seguridad del estado para enviarlos infiltrados, todo este grupo de alto riesgo llega a Miami y Perú y empieza el juego.

Los enfermos, son a todas luces inocentes usados por un gobierno sin escrúpulos ante presidentes extranjeros débiles.

Los presos muchos de ellos obligados a emigrar, sin siquiera poder despedirse de sus familiares se vieron pronto reconocidos y detenidos en EEUU, y hechos prisioneros en Atlanta, han sido poco a poco devueltos a Cuba.

El caso de Perú fue un poco más trágico, alojados los cubanos en un parque nacional y sin cumplimiento a los acuerdos iniciales de utilizar a este país como lugar de transito hacia norteamérica, y viendo que no eran cumplidos dichos acuerdos en una situación desesperada, destrozaron y presionaron hasta ser atendidos sus reclamos.


El Puerto Mariel dejo de recibir embarcaciones aproximadamente en Septiembre de 1980.

Se calcula que salieron de Cuba aproximadamente 125.000 personas.

Es el éxodo más grande que se ha producido en Cuba, en todos los tiempos.

Las personas autorizadas por el gobierno fueron seleccionadas hábilmente entre delincuentes, presidiarios, expresidiarios, artistas incómodos, obreros y campesinos, personas desafectas al sistema. 

En esta selección se limitó al máximo la salida de personal calificado y dato curioso, casi no permitieron salidas de familias completas.

Por que motivo nos preguntamos, los que se van mínimo tendrán que ayudar a los que se quedan, las remesas famosas. Una forma mas de sacar partido a una situación a todas luces denigrante para los derechos humanos.

Anotación final. Las personas en Cuba actualmente no pueden viajar libremente entre la Habana y Santiago de Cuba o Camaguey, cuanto más lo podrían hacer fuera del país, por qué se preguntara usted?

Eso mismo nos preguntamos los que conocemos la libertad.

Solo me cabe pensar en la inseguridad de un sistema que al fracasar muestra evidentes síntomas de inseguridad.

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