jueves, 29 de octubre de 2009
Un viaje en el tiempo.
Ayer leí algo de Margarita García Alonso, sobre Miami, recordé mis dos viajes a ese lugar.
La primera vez que visite la ciudad de Miami, fue en 1986, en octubre, por lo que este año se cumplieron 23 años. A pesar de tener allí familia, los amigos de las Vegas enviaron a un familiar por mí al aeropuerto y la primera noche la pasé en casa de esta familia emigrada de Camaguey.
La primera impresión es agradable, fuera ya de la terminal aérea, que es enorme, la parte sur de la ciudad se me hizo muy parecida a la Habana. La mañana del segundo día contacte con mis parientes y agradeciendo las atenciones me cambie de domicilio, hacia 16 años que no veía a mis tíos y primos, al vernos la emoción nos inundo.
Mis tíos ya viejos, estaban al pie del cañón, aunque la enfermedad los minaba por dentro, la sazón y el amor nos devolvió a épocas más felices, mi prima me llevó por todos los lugares inimaginables. Pero recuerdo que esa mañana segunda, me levante como siempre temprano y fiel a mi costumbre caminé toda la calle ocho hasta el centro. Miraba y me extasiaba con la ciudad que había anhelado por años conocer.
Donde hice planes secretos para llegar en lancha, los mismos sueños de tantos cubanos. Un café de la calle me recordó, que Miami no es Cuba.
La mezcla de letreros en ingles y español me resultó agradable. La calle 42. Flaguer. La tranquilidad que sentí daba gusto. Entre a una librería y compre un libro del escritor colombiano Vargas Vila sobre Marti. “ Husmie” y camine toda la mañana.
En una tienda de barrio me llamo la atención una cinta del bolerista Ñico Membiela y la adquirí, era un paseante discreto en un mundo tranquilo y ameno, no entre a ningún restaurante, quería caminar y estaba ansioso de ver.
Al regreso hice una visita especial. Al frente del edificio donde vivía toda mi familia, tenían su residencia unos vecinos de Cuba, al enterarme cruce la calle y los fui a saludar.
Dimos brincos de alegría, me unían a ellos, años de playa, tráiler, Husillo y Puentes Grandes, Guanabo, Santa María, Boca Ciega. Emociones inolvidables.
En la tarde mi prima se ocupo de llevarme a saludar a otros antiguos vecinos de Marianao.
Comidas, paseos, tiendas, se dejaron venir. Fue una semana agradable e inolvidable.
Volví al año siguiente de vacaciones otra semana. Esta vez nos reunimos casi todos los amigos que solíamos compartir en el barrio allá en Cuba. Hicieron una comida y estuvimos hasta la madrugada disfrutando, algunos mencionaron con un dejo de nostalgia, si no es por ustedes, ya casi no tenemos tiempo de reunirnos.
Esta visita fue ocasión para ver el Acuarium, algunas tiendas y barrios, las casas de la playa donde se filmó Caracortada, dormí en Miami Beach, y caminamos la vieja tropa por la playa en la madrugada, medio borrachos y llenos de recuerdos de antaño.
Me ofrecieron trabajo en Miami bien pagado por aquella época, muy bien pagado. Pero yo tenia compromisos y no precisamente artísticos en Las Vegas y debía regresar.
Guardo algo de Miami, un parecido a la Habana, en algunos sitios.
Y una ruptura definitiva con la imagen creada. Prefiero quedarme con este recuerdo de la familia y los queridos amigos, definitivamente, si algún día volviera a USA, prefiero Las Vegas como destino. Nunca he vivido en un pueblo más tranquilo y acogedor que allí. A pesar de todo. Pero esa puede ser motivo de otra historia.
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2 comentarios:
Ángel, espero con muchas ganas la próxima entrega de Las Vegas...
Si te dijera que jamás he estado en USA, ¿me crees?
Besotes
Será pronto Sonrisa, Las Vegas deja huella.un beso angel
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