No es la voz que se acerca en las mañanas a despertar esas pasiones ya olvidadas, no es la mirada que se pierde en la profundidad de tu imagen en el espejo de la esquina, no es la canción que comienza a nacer desde la otra habitación.
Son tantas cosas que no te dejan abrir los ojos y descubrir por qué cambia de color la luz que penetra hasta tus sábanas en amaneceres donde no estás cubierta por el abrazo de tu sombra, son tantos los pretextos que llegan hasta tus labios que comienzas a imaginar que poema escribirás en la pared sur de tu corazón, comienzas por esas sílabas que se desmoronan, que simplemente nadie quiere tomar porque no entienden como al ser tan poco usadas pueden conformar la belleza de un poema, pero tu las tomas, las acaricias, las dejas sonreir y le buscas esa consonante que la protegerá, que la convertirá en ese poema que estás imaginando, que acompañará a la rosa que justo ahora crece en el jardín de tu vecino y todo lo pondrás tan cerca de tu corazón que comenzarás a escribir tu nombre en el rostro de la eternidad.
Abres los ojos, una sonrisa te cubre el alma, te levantas, sales en busca de una taza de café y descubres un poema sobre la mesa y te das cuenta que no estabas soñando, o tal vez si, porque no sabes quien escribió este poema, no lo necesitas descubrir, tan solo buscas ese beso que tienes guardado para las ocasiones especiales y lo colocas sobre tus labios y sales a la calle, buscas en cada rostro al culpable de este poema y te das cuenta que todos son culpables, que todos forman parte de ese poema y te sonries, no necesitas encontrar ese destino en cualquier esquina, simplemente llegarás a esa esquina donde te están esperando desde hace mucho y abrirás tu abrazo a esa flor que ya no tomastes del vecino, porque alguien la tomo por ti y te espera para ponerla en tu corazón.
1 comentario:
Escribe bien esta persona, Carmen, donde encontraste su página?.
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