MERCEDES.

Mercedes , a tu recuerdo por todo lo que, ademas de dar al mundo, me diste. El placer de sentir que eres para siempre un trozo de tu vida en la mía.


Ahora que eres polvo y recuerdo
brillan mas tus ojos de batalla.


Tu voz de fuego y amapola
de rabia y de quebranto
de pampas cultivadas
de obreros sin descanso
de trueno en la montaña
de abrigo
de cuanto me recuerdas

Voz de amores entre los brazos
de esperanza, de ilusiones
en la mas fecunda mañana
en el atardecer más negro

A donde has ido en busca de otros cantos
a llevar las voces cristalinas de los pobres
de los tantos quebrantados
de las manos rotas y las caras cansadas

Amor mío negra mía
déjame tu voz potente de ladera
de volcán
de temblores de cordillera
hecha además de lagrimas
en los ojos de los muertos
en las calles recorridas
en los senderos olvidados
en la mañana de noviembre acorralado

Tu que viste la crueldad de los destierros
amanecer entre miradas de otros
adornar casa en la tierra ajena
volverte ajena y saberte propia
ajena y tuya en la voz melodiosa

Único y seguro recurso otorgado
marro firme contra la muralla
caricia de manos amorosas

Me sabes, me conoces
también mi alma vaga
también mi voz se escurre

También muero contigo
un poco tal vez mucho

tal vez en lo que nunca nos dijiste
ni en la rodilla doblada ante el Cristo
jamás ante los bárbaros

Polvo que cantas en mi alma amanece
entre mis labios tu recuerdo de sales
y tus cabellos de luces


Recuérdame que somos polvo
polvo y nada
en tiempo que apremia
tiempo que reclama:

“Cuando muere el cantor
muere la vida”.