Entretanto continúa la tensión producida por la decisión, que no comparto, de una huelga de hambre, en Cuba, por parte de nuestro hermano, Guillermo Fariñas.
El otrora fuerte y saludable guajiro Sigler Amaya presenta un grave cuadro clínico y otros hermanos presos, le siguen de cerca con una depauperada salud.
El mundo calla cómplice a nuestro dolor, cómplice a nuestra pena. Los poderosos que son casi los únicos que pueden detener este atropello hacia la vida, callan.
Coludidos en su interior esquivan toda la tragedia, aquí no hay derechas o izquierdas, la vida no tiene elecciones laterales.
Tibios discursos de elegantes autoridades y cuestiones pretéxtales se interponen para que en los altos foros mundiales, este atropello a la vida y la libertad, se disimule.
Incluso dan oportunidad al vocero de los verdugos para que esgrima burda pirueta justificadora.
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