Suburbios que conforman viejas casas derruidas
Al fondo mismo de la colina desnuda
Soportadas por la luz que amanece en sus techos
Respirando vida, aunque no existan
Puertas vacías que al pasar miramos extasiados
Al final la vieja terminal y las minas abandonadas
Sigue en pie la centenaria muestra del Dios ausente
Mientras por las callejuelas polvorientas
Un grupo de perros ladra a unos despavoridos turistas
El largo ombligo de tierra te engulle presuroso
A oscuras alguien te permite el paso
Fantasmas de un mundo desconocido
En lugares apartados los chamanes prueban
La fruta deliciosa de la espiritualidad indígena.
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