Hay veces que en el vivir diario nos extraviamos, no sabemos, de tantos asuntos tramados donde quedo el camino deseado, se llega a los famoso cuatro caminos, al cruce que nos pide una determinación y ante la disyuntiva, nos aturdimos, y precisamos retirarnos un poco, para ver desde otro ángulo, desde otra altura, como si fuera la visión de otros desde lejos, tranquilos y expectantes pasar la solución ideal que no existe, ni sabemos, entonces pedimos a un amigo sincero un consejo, una opinión para encontrar un rumbo y seguir adelante.
Algunos optan por irse al campo, a la playa, no sé, tantos lugares bonitos para meditar, ya lo he olvidado.
He pasado y pasado por esos momentos y comprendo, uno debe concentrarse en su dilema.
Y el tiempo,? no pone el tiempo justo en su lugar las cosas que los hombres deshacemos o nos enfrentamos como inevitables.
Dejemos un poco actuar al tiempo, te sigo queriendo, bien lo sé, pero ese amigo tirano, implacable y lento o rápido según lo desees usar, te compensará.
Y cuando vuelvas, eso espero, estaré con un café en la mano para recibirte, darte un beso, abrazarnos y continuar.
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