sábado, 6 de diciembre de 2008

En Cuba las decisiones no las toma el pueblo.

Cuando leo artículos que se escriben sobre Cuba encuentro tópicos recurrentes. El más llamativo resulta ser los cambios que pide a gritos el sistema social cubano.

La población ha ido desbordando los cercos ideológicos creados durante años como bloques mentales de adoctrinamiento y control llamase, Partido, CDR, FMC, ANAP, por la razón simple de haberse convertido en organismos que han dejado de aportar soluciones para convertirse en parte del problema de fondo.

Debemos asimilar que esto es así por no aceptar la madurez que el pueblo ha ido adquiriendo.

Derivado de múltiples factores, algunos muy importantes y decisivos en este proceso evolutivo.

Viene dándose el divorcio por abandono entre un pueblo al que le crearon una expectativa de futuro prominente y en los hechos jamás han visto un ápice de mejoría merecida.

La base, el pueblo, la masa trabajadora, la que produce la riqueza, siendo timada por los que dirigen y administran, al repartir de forma desigual el producto emanado de su esfuerzo cotidiano.

Propiciando vicios que nunca debieron haber surgido si los canales dispuestos para dar la alerta no hubieran sido atrofiados de manera perversa.

En una sociedad Socialista se privilegia al hombre como recurso primordial, buscando elevar su calidad de vida, con mas celo y responsabilidad que en el Capitalismo deshumanizado.

Nada justifica el enriquecimiento de un grupo, dentro del Socialismo, sobre todo si este grupo no es precisamente quien produce la riqueza.

Si las asociaciones y controles políticos fueron durante años contenedores de las inquietudes populares, ahora su papel se ha deteriorado al grado de ser saltados por una sociedad en busca de respuestas directas a toda la inmovilidad creada por diversas crisis internas que exponen un centro de operaciones que no permite ni fomenta canales de expresión para que los mas afectados tengan cabida con su mensaje, formular y buscar iniciativas para ser críticos proactivos.

El Gobierno anda a la saga de las cuestiones que agobian a la sociedad, cuestión que deja al descubierto una orfandad tutorial, que resulta ser síntoma inequívoco de estar siendo rebasados en todos los aspectos debido al descontento popular.

La represión, el odio y la censura saltan a la lucha callejera, como si la negación del descalabro social pudiera corregirse solamente con no aceptar que existe.

El comandante Raúl, no define un programa nacional de emergencia.

Ofrece aperturas de indole social equivocadas con un neto corte capitalista, incomprensible, si tomamos en cuenta al sector de la población al que van dirigidas cuestión que a todas luces indica no ser ofrecidas a los obreros y los campesinos.

La política no debe ser impuesta en un centro de operaciones estatal, que emita estos cambios capitalistas y discriminatorios.

La vía para fomentar un análisis profundo y serio del encauzamiento a corto y mediano plazo debería darse en las universidades y centros económicos especializados, yendo a recabar información en juntas efectuadas ex profeso en barrios y comunidades.

Con el fin de acopiar todo el sentir que aqueja a la base léase, pueblo.

De abajo han de enviarse las propuestas que permitan a los dirigentes tomar acción efectiva sobre los problemas que molestan al país y que requieren de urgente solución.

Solo involucrando al pueblo tendrá éxito cualquier transformación necesaria.

Dialogar se impone como vía de madurez, no entra dentro de la lógica un dialogo al exterior sin antes no hacerlo, profundo, consecuente, reflexivo y critico hacia el interior, dando oidos a todas las inquietudes y respuestas sinceras.

Solo así se estaría fortaleciendo al país.

Con un consenso nacional. Para, involucrados los actores principales, tener fortaleza moral en un dialogo hacia el exterior.

Donde todos aúnen esfuerzos en función de un plan económico viable y mensurable pero sobre todo, lograble.

Esto tan repetido, da la impresión de no querer efectuarse. Y continúan bajando acciones que no reciben la acogida popular, por ser ajenas a los intereses de las masas.

En lo domestico, son tres los aspectos a enfocar:


.- Autosuficiencia alimentaría.

.- Construcción de viviendas funcionales, dignas y seguras.

.- Fortalecer al órgano rector de la vida nacional, la asamblea del Poder Popular.


Con entera libertad de acción y de opinión. Clamor generalizado, que las decisiones actuales, no son, en este aparato rector, enfocadas a la masa trabajadora, sino a la dirigencia.

Esto aumenta el malestar del pueblo, que no se siente representado en dicho organismo.

Estos tres puntos, comenzarían a verse favorecidos con medidas tan simples como querer hacerlas.

Urge abrir opciones de opinión al pueblo, sin obligarlos a ser solo defensores de oficio, que ya sabemos como actúan en Cuba.

La critica expondrá los errores y los malestares, pero también sacará lo mejor del pueblo en función de un mejor destino.

Esto va aparejado a situaciones sociales que no deben ser mas enajenadas ni distraídas debiéndose encauzar pronto y de frente.

Corren el riesgo de perder el poco control que les queda y no encontrar soluciones de manera pacifica.

Confiar en negociaciones externas y áreas de oportunidad fundadas en mejorar mediante la restauración de vínculos comerciales con grandes potencias es un acto difícil de medir en un corto plazo, pero todo apunta a ser sumamente arriesgado.

Llegar a esas negociaciones con un mínimo de coherencia interna, nacida de compromisos y dialogo, da sensatez al proyecto y rumbo al ser fiscalizado por los mas interesados en que el verdadero beneficio llegue hasta ellos.

Existe un vacío ideológico producto de incumplimientos de propuestas en el pasado frecuentemente.

Las raíces son el pueblo. No existe proyecto social exitoso si no cuenta con el factor pueblo. El no involucrarlo es condenar al fracaso cualquier intento, por exitoso que parezca.

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