¡Bienvenidos a la feria de los deseos!, donde todos sus sueños, planes, proyectos y anhelos, serán realidad durante 2010. Adelante, y haga su cola…
En un espacio de unos 100 mts de largo, se ubican cerca de 200 puestos donde se exhibe, vende, aplica, ofrece, todo tipo de servicios fruto de las tradiciones místicas del Altiplano en Perú y Bolivia, como adivinación, limpias y rituales para mejorar el aura y atraer la buena suerte.
Por un costo que va desde un sol (US$0,30cts) hasta 30 soles (US$10) los clientes pueden sentirse más cerca de alcanzar sus sueños durante el 2010.
Lidia Cortéz Ñaca viene organizando este evento en Lima desde hace 11 años, inspirado en uno similar que desde hace siglos se realiza en Puno y también en Bolivia: Las Alasitas. Las miniaturas representan tu mayor deseo, como esta maleta para los que quieren viajar: con pasaporte y visa incluidos.
Aquí llegan familias, parejas, personas solas y grupos de amigos. Su fundadora explica que al principio en Lima era muy difícil “porque la gente no creía y poco a poco ha ido creciendo”, afirma.
El grupo de la primera foto sigue avanzando en espera de una sesión con un sacerdote andino, “que no es un Chamán, explica Lidia Cortéz, porque esos son del Norte y usan alcohol en sus sesiones, mientras que los sacerdotes son del Altiplano y trabajan con rezos”.
La figura central de este festival es el Ekeko. “Es el dios Tunupa, dios de la fortuna y la fertilidad”, cuenta Cortéz. Y añade que con la llegada de los españoles tuvieron que darle imagen del hombre blanco para que pudieran seguir adorándolo.
Los rituales que se realizan son de todo tipo. Aquí la vendedora “bendice” un manojo de billetes. El día central es el 31 diciembre, cuando unas 20.000 personas se reúnen para el “pago” o agradecimiento a la Madre Tierra.
“Estoy haciendo cola para hacerme un baño de florecimiento, para que se vayan las malas vibras y tener mejor suerte en el amor” (Yovana Quispe Herrera).
La tradición mística andina va siempre de la mano con la imaginería católica. Otros símbolos andinos de buena suerte son el Cóndor (para los ascensos en el trabajo), o el Sapo dorado (que no debe faltar en un negocio porque se comunica con las minas de oro y plata – para la abundancia).
De manera paralela al mundo espiritual y místico, el otro lado de este festival se dedica a promover productos naturales, beneficiosos para la salud.
También llegan artesanos de todas partes del país, ofreciendo sus trabajos, como estos de Ayacucho.
Al final del día, los sueños son lo último que se pierde.
Y para los que creen, la oración del deseo. ¡Buena suerte!
Reportaje de Javier Lizarzaburu - Lima
Fuente: BBC Mundo
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