Los cubanos de la isla, acostumbrados a que los dictadores le ofrezcan alguna gracia los días 26 de julio de cada año, esperan ansiosos alguna palabra, o señal que les afloje un poco la soga que sobre sus cuellos ha puesto el régimen fascista de la Habana.
Sin saber que la única palabra que les devolverá la dignidad es elecciones libres y directas y la posibilidad de poder elegir el sistema de gobierno que la mayoría reclama de forma explícita o encubierta. Cesando de una vez la desastrosa dictadura actual.
1 comentario:
A mí se me ocurre apenas un cambio anunciado que reúna una novedad dentro de un continuísmo, una vuelta tímida al capitalismo con esperanzas de concesión de crédito y todo dentro de algo que ya dijo antes, algo que suponga un plan para solucionar la crisis alimentaria y evitar una revuelta civil.
Y ese anuncio consistiría en la entrega y privatización completa de la industria agropecuaria al campesinado. Esas tierras son todas suyas , vayan y háganlas producir y vendan como quieran el producto.
Ahora sería el pueblo quien pediría los créditos y la maquinaria agrícola. Costaría más decir que no. Claro que también costaría creer que de verdad serían dueño y señores ellos y no el régimen, ellos quienes manejaran el dinero y no el régimen. Si Raúl anunciara eso con humilde campechanería y alguna alusión teatral a "pasados errores de excesivo centralismo administrativo que en ningún modo suponen el regreso de los terratenientes", cabría esperar una regresión al campo descongestionando el problema de vivienda de la capital, y dando empleo al millón de gente que sobra.
Veremos qué pasa.
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