Para aquellos que sin ser cubanos siguen el día a día de nuestro avatar político les debe causar confusión escuchar voces a favor y en contra de levantar el embargo económico de los EEUU sobre Cuba.
Tratar de explicarlo nos pone de antemano en uno de los dos grupos de opinión. Por lo que ser imparcial es cosa por demás muy difícil de asumir cuando se intenta escribir sobre este tema.
Hoy leí al periodista Alejandro Armengol, que escribe para el Nuevo Herald de Miami y en automático, rebote en mi silla. Cuanto ha cambiado el exilio cubano de Miami, cuanto lo ha podido penetrar la seguridad del Estado cubano, estas preguntas me las hago a diario. Ya no queda mucho de aquel grupo definido como antagónico a la Revolución cubana, que otrora le salía al paso a reporteros que como este, intenta confundir a los grupos que habitan un exilio hoy mas apático que nunca a la problemática actual de Cuba.
Empiezo por decir entonces que el gobierno dictatorial cubano lo que pretende es que les sean otorgados créditos por parte de EEUU.
Esto demuestra que el Socialismo implantado en Cuba es un fracaso estrepitoso, al no poder generar los recursos necesarios para ser autosustentable, sin “la ayuda del Imperialismo Yanqui”.
Cómo se explica el reclamo continuo del levantamiento del embargo. Cómo se justifica una sociedad que no produce bienestar para su pueblo, prohibiéndole toda clase de libertades, sea premiada con una relación comercial normal.
Por qué tendría que ser precisamente “el enemigo norteamericano “ el salvador de la dictadura castrofascista, esa es la pregunta que se deben hacer aquellos , que empezando por Armengol ,creen que el asunto político, no tiene nada que ver con el económico, pretendiendo hacer pasar por tontos a muchos que seguimos de cerca los asuntos relacionados con Cuba.
Nada en este mundo es ajeno a la política, y precisamente el aspecto económico no puede verse ajeno como tal.
Si durante los primeros 20 años de tiranía, Cuba reprimió las libertades y no logró bienestar en el pueblo, con los millones de dólares provenientes de la extinta URSS, no cambiaria absolutamente nada con la ayuda norteamericana.
Lo que se requiere cambiar es el método de llevar el gobierno del país y ahí es donde los dictadores no sueltan prenda. No permiten al pueblo elecciones directas que acabarían echando a un lado a todos estos lastres que impiden el desarrollo verdadero de la nación.
El embargo debe ser endurecido hasta que no encuentren más caminos los tiranos que transitar hacia una democracia y dejar que el pueblo tome las riendas de la economía y como en cualquier otro pueblo de este mundo, los cubanos puedan comerciar, tener sus propios negocios y salir y entrar libremente.
En pocas palabras ser los dueños reales de un destino que en nombre de la Revolución les ha sido timado.
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