domingo, 11 de enero de 2009

Un hombre y una mujer.

No quiero discutir por un color, cual prefieres, verde agua, amarillo, café, por que no intentas imaginar el fondo blanco y los bordes azul de Prusia.
La ventana descubria una mañana ideal que iluminaba un pasto verde, recién cortado y unos niños jugando a las atrapadas,mas alla de la cerca, el cielo sin una nube dejaba caer a plomo la luz, más bella que nunca.
Al momento que pase la vista me di cuenta que ella se desnudaba despacio mientras me ignoraba al no responderme.
Las paredes se pintarían como ella quería, por eso la maniobra, me dispuse a verla, callandome la boca.
La casa fue un proyecto ganador en un concurso de Arquitectura, los techos de tejas criollas alineados perfectamente, de un color de barro típico de una zona de Matanzas, pero el recorrido irregular que conformaban las partes fue lo que siempre me llamo la atención, dentro era muy parecida a las que se construían en California por los años treinta, la misma suave elegancia, tres habitaciones amplias y ventiladas, los pisos de madera barnizados un porche para dos autos y una cocina comedor para diez personas bien acomodadas.
Para delimitar el área del inmueble el jardinero tuvo la genial idea de crecer una bugambilia de flores moradas que rodeaban toda la propiedad, aproximadamente medio metro de ancho por dos de alto, tupida y cuidada al máximo.
Jamás subí a la buhardilla, que servia de almacén y desahogo de la casa, las lámparas adosadas justo al lado de cada habitación daban un aire de pueblo del oeste en época decadente.
Así iba pensando cuando me atrapo la mirada y me dijo: basta!
Me acerque despacio y la tome por los hombros, mientras suavemente le acariciaba los brazos, es tan fácil ponernos de acuerdo.
Se hará como tú quieras.
Afuera las cosas son distintas, un grupo de cobardes le grita a una mujer indefensa por que quiere irse del país, se han ido reuniendo desde muy temprano en la esquina mas cerca de la casa, le han perdonado todo durante años, todos los maridos que ha querido, los negocios más insólitos y desacostumbrados, no ser hija legitima, la falsa historia nobiliaria, el misterio que rodea a la casa que la hace codiciable.
Los perros hermosos que nunca ladraban, imponían su presencia con un gruñido sordo y bajo que helaba la sangre.
Ella se asoma a la ventana y parece un juego de guerra, tal vez no será noble pero su blancura impone, la chusma retrocede sin embargo grita mas alto, qué se vaya, qué se vaya. !
La mirada se posa directamente en la cara de ellos, que les debo, acaso no tuvieron una mano extendida cuando tocaron a mi puerta, compartí con ustedes las mismas penas de este barrio, vi nacer y vi morir vecinos y parientes, nunca fui altanera, mis recursos ayudaron en las buenas y en las malas, a que obedece tanto odio acumulado, no me llevo la patria se las dejo, hagan con ella lo que quieran, nadie puede por mas que quiera llevarse un solo metro de tierra, lo mas querido duerme bajo ella.
Me quiero ir casi desnuda, dejo la casa y los recuerdos las tardes que sentada en la terraza veía pasar a los vecinos amables, educados preguntando como estaba la señora o el señor. Y los niños pedían permiso para buscar las pelotas que jugando solían caer en el jardín, en que momento me volví enemiga, por que les molesta que me quiera ir.

Tengo derecho a ser feliz, pero la felicidad que me ofrece la situación actual no es de mi agrado, aún recuerdo cuando entre refajo y saya llevaba los bonos del 26 de julio, y ustedes donde estaban, tú en la bodega de Paco dándote dos tragos y jugando cubilete, el otro muy valiente engañando a la mujer a dos esquinas y así si continuo no se salva ninguno.

La primera andanada de huevos pinta toda la fachada: Escoria, Escoria!
Que sé vaya!, qué sé vaya!
Me dispongo a salir, agarro la bolsa y los papeles elementales y mira por ultima vez mi casa que no me regalo la revolución, cruzo la puerta y estamos frente a frente, los conozco a todos y también me conocen a mí.

Se abre una brecha, la gente de pronto se calla, no pueden soportar cuando los miro de frente, el valor colectivo amaina, poder de cobardes incitados por calañas del gobierno, alguien hace un intento para golpearme y le detienen la mano, algo pasa no lo entiendo, la gente comienza a retirarse, solo quedan tres o cuatro que no conozco y al verse solos se sienten apocados.

Pasa un auto levanto mi mano y nos vamos, adiós casa, adiós barrio, adiós Cuba.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me ha emocionado..no lo califico de guay..ni de interesante, ni divertido,...lo califico de emoción, sentimientos, pasión...un beso