México atrapado entre la incultura y la casta divina.

No hay desarrollo sin libertad, y cuando hablo de libertad, la asumo como asunto genérico, si existe explotación de grupos indígenas, si existe racismo en sus muchas vertientes, homofóbia y demás lacras, no hay libertad y ello influye en el desarrollo directo de un país.


México es una nación que transita hacia un desarrollo, arrastrando las 70 cadenas priistas que hoy amenazan volver al poder, y además sufre las otras tantas panistas que no han sabido hallarle la cuadratura la circulo y se han venido decantando por discursos amorfos y ambiguos como sus antecesores.

Las estadísticas educacionales nos muestran un Estado sumido en la incultura, donde muchos profesores dicen todavía: Hayga .

Y se improvisa un gran porcentaje de las clases, amén de los muchos tiempos muertos que se van entre puentes y las reuniones sindicales en horas de trabajo los días viernes.

Si solo criticamos es evidente que tal vez casi todos estaremos de acuerdo en señalar a un sindicato voraz, como una plaga. Dirigido por una cúpula mafiosa y corrupta.

Y una Secretaria de Educación atada de manos por los compromisos contraídos do la mencionada mafia y su capo de tutto los capos, la innombrable.

Quisiera enfocar la crítica desde una postura constructiva.

Todos estamos de acuerdo que se necesita hacer algo y urgente, pues estamos llevando a la masa estudiantil a la suprema aspiración de ser mano de obra capacitada en EEUU.

Y los que decidan quedarse y aguantar vara, serán expoliados al antojo de empresarios coludidos con el poder político. Con la fina intención de procrear una masa laboral acorde a sus bajos intereses, preparados para convertirse en tornillos y tuercas, pero nunca para sacar a México de su desafortunada inclinación a la mediocridad.

Tal paradigma se nos viene sembrando de antaño, para que los feudos de poder económico y políticos sean los dueños de las ofertas y la mano de obra calificada sea hasta cierto nivel y el disfrute del pastel sea repartido en grandes tajadas como buenos capitalistas y al obrero y campesino les den ordenadamente por su lideres sindicales las migajas del bolillo.

Esa estrategia ruin y antipatriótica, nos tiene sumidos en crisis recurrentes y empobrecedoras, en un mundo de violencia y divisiones, para que unos pocos vivos saquen partido y continúen viviendo a sus anchas.

Nos toman el pelo y después nos pasamos seis años protestando contra los abusivos y traidores. Cuando vuelve la época de rectificar y corregir, somos tan mensos que nos vuelven a ver la cara.

Si no apostamos todos a elevar el nivel educativo, si no exigimos universidades gratuitas y si no apresuramos el paso , ni vamos a salir del subdesarrollo nunca, ni vamos a poder aspirar a ser la potencia que por derecho y por dignidad merecemos ser en el concurso de las naciones libres del mundo.