domingo, 8 de febrero de 2009

Viva la vida.!

La casa azul de Coyoacán, en la ciudad de México, fue durante muchos años el hogar de la pareja de artistas plásticos más interesante del siglo XX mexicano. La pintora Frida Kahlo y el muralista Diego Rivera.
Muchas veces he visitado la casa convertida en museo, los patios agradables, las habitaciones iluminadas y espaciosas, la cocina típica de e finales del siglo XIX, donde las familias cocinaban y comían y sobraba espacio para tertulias de todo tipo.
En las vacaciones de diciembre fuimos de visita a dicha casa-museo, mis hijos no la conocían y aprovechamos la ocasión, es una experiencia única.
La vida de los grandes personajes suele estar envuelta en un halo de misterio que las mas de las veces es falso o desvirtuado por diferentes circunstancias.
Siendo muy joven Frida, de vuelta a su hogar, sufre un accidente con una barra de hierro que se suelta al chocar el tranvía en que viajaba, quedando por un tiempo invalida y confinada a una silla de ruedas, este evento comienza a forjar una personalidad fuerte y combativa, con el tiempo se recuperaría pero la secuela que dejo en ella tan terrible accidente se manifestaría durante todo el transcurso de su vida.
Los dolores y padecimientos posteriores han sido motivo para escribir artículos y semblanzas no muy apegados a la realidad, pero si del gusto de un publico mexicano amante de las situaciones sufridas como si en el sufrimiento se realzara la identidad nacional.
Visitar la casa y conocer la verdadera historia de la autora de “Las dos Fridas” es alimentar la imaginación, recorriendo las diferentes piezas en horas que no abunda él publico imaginando que por cualquier puerta puede aparecer la figura menuda de Frida, con sus dedos llenos de anillos pre hispánicos y empedrados y sus trajes de Tehuana sofisticados, un puro a medio fumar y en la otra mano un caballito de tequila a medio beber.
La cama tiene un falso techo al que Diego le mando poner un espejo y en las largas convalecencias Frida pinto sus mejores autorretratos.
Las casa estaba siempre llena de personajes importantes, fuera Maria Feliz la actriz o la temporada que hospedaron al matrimonio Trosky invitado a petición de la pareja Kahlo Rivera, por el entonces presidente Cárdenas.
El director de cine conocido como el Indio Fernández, Lupe Marín la ex esposa de Diego, y cualquier cantidad de otras celebridades.
Frida llevaba un diario intimo que además de registrar los eventos de su vida, recibía los muchos dibujos que la pintora hacia en las largas temporadas que permanecida en cama derivado del accidente cuando joven.
Estos diarios están expuestos al publico solo en parte, pero se puede apreciar una frase que describe la fortaleza física de una mujer brillante al leerse en una hoja la frase: “Viva la vida”, fechada en los momentos más angustiosos de su vida, acababan de amputarle una pierna y sabia que padecía cáncer, aún así asistió a una manifestación en silla de ruedas y en camilla la llevaron sus alumnos y amigos a la inauguración de la primera exposición suya. Si alguna vez visitan la ciudad de México no dejen de visitar la casa azul de Coyoacán, estoy seguro que la vida de esta pintora les sorprenderá.

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