viernes, 20 de febrero de 2009

Algún día.

Déjame oh Dios, amar la libertad
pudiendo pasear sin ser extraño
por las calles de mi amada triste
Sin tener que ver la cruda verdad
Miserables gestos de pobreza y abandono
los viejos edificios , gastados y destruidos

Ansió mirar los campos solitarios
adornados con las eternas palmas reales
y los ríos susurrando libertades
al correr presurosos a los mares tranquilos
sobre mi pecho la bandera de la estrella solitaria
por escudo de ideas invencible
Cuanto de mi alma sea útil dalo
Señor, si es mi destino envíame
a ser parte de la tierra que me diste un día

No puede un pueblo ser esclavo eternamente
ni la osadía triste recompensa
virtudes que el mundo presume son hoy
legados prohibidos y maltrechos
en la tierra del gorrion y del tocororo
Donde no existe libertad genuina , ni gozo alguno

Mía la risa de los niños felices
juntos de la mano bendecidos
permíteme señor , la fortaleza
que colma al pecho de palabras

Anida en la esperanza prohibida
renace entre tu pueblo sojuzgado
levántanos del polvo victoriosos
no dejes que se mofen los tiranos

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