lunes, 17 de noviembre de 2008

Transición, el coco de Fidel.

Si no te portas bien va a venir el coco y te va a llevar, nos amenazaban de niños, muy al estilo de la época, de manera anti pedagógica, nuestros padres.


Por esos tiempos, al menos en la Cuba que les hablo, había un tirano, que permitía entrar y salir, no solo dejaba que las personas hicieran negocios, si no que hasta el país a pesar de la represión anticomunista y los muchos muertos que aparecían tirado en cualquier esquina, gozaba de un producto interno bruto muy elevado.

La clase media progresaba y dentro de un clima de latifundismo, el campo tenia niveles de pobreza y abandono muy alarmantes. Pero no faltaban las viandas y las olorosas frutas del Caney en la mesa del más pobre obrero cubano.

La gente se iba acomodando al bienestar propio y la República, gozaba de cierto margen de libertad para transitar hacia un perfeccionamiento de la democracia paulatinamente.

Batista descompuso todo en vez de mejorarlo, cierto que era el hombre fuerte del ejercito, pero ya su momento histórico había pasado, cuando me refiero a ello quiero decir, el pueblo ya no lo quería de presidente, hubiera seguido una carrera política de senador u otro papel secundario igualmente importante.

La transición ejecutada por el “ Indio “ Fulgencio, provoco, la descomposición social que padecemos hoy, eso es innegable, ofreció la oportunidad a otro hombre que llevaba dentro de sí la fiebre de la dictadura en ciernes y si lo sabia o no, de poco importa hoy, ahí esta, como la puerta de Alcalá, espero que no dure tanto, me refiero al dictador, por supuesto.

Pero el daño es parte de medio siglo en la historia de Cuba.

Claro que los tiranos suelen ser supersticiosos, como toreros, la palabra transición, le enchina el cuero, como decía Tin Tan, la palabra es normal y de uso cotidiano en el bello idioma de Cervantes, pero encierra todo el desprecio al final de un camino político totalmente equivocado, que pudiera leerse como un epitafio paradigmático:

Aquí yace por no transitar, el mayor estorbo que ha dado Cuba.

Un pobre recurso político, es sin duda culpar a otros por lo mal hecho, el dichoso bloqueo ha servido muy bien a esos efectos, como anillo al dedo.

Cuando se habla de bloqueos, seria bueno preguntar al pueblo español que sufrió estos males en la época que fueron invadidos por las tropas Napoleónicas y el hambre se hizo presente y desaparecieron de los pueblos hasta las ratas, de eso nos cuenta Pérez Galdos en sus "Episodios Nacionales", o si deseamos una época mas cerca, el bloqueo nazi a Stalingrado, que obligo a los habitantes de ese heroico pueblo a raspar las paredes de las panaderías para poder comer algo mientras la única vía de acceso al pueblo era brutalmente bombardeada.

Este bloqueo cubano es el más grande pretexto para permanecer en el poder, cosa que muestra las claras intenciones de un grupo de personajes no democráticos, por supuesto que dictan ordenes en mi país.

Si tuvieran magnitudes de patriota o demócrata, se hubieran apartado desde hace mucho tiempo permitiendo que gentes con mayor capacidad negociadora, le hubiera dado al pueblo el respiro que necesita para recomponer el paso y avanzar.

El poder atrae y envilece, cuanto más el poder absoluto.

El deterioro que vive Cuba, es un juego cruel, de un grupo de oportunistas, opciones siempre da la historia y en cincuenta años han sobrado, pero hasta para esto han sido pésimos.

Han gobernado al país como se manda un cuartel y lo han hecho de manera absurda e ineficaz.

La alimentación de todo un pueblo siempre ha sido una constante en estos cincuenta años de dictadura.

Teniendo tierras de las más fértiles en América, entrados en un plan macabro, de alimentar poco al pueblo, para mantenerlo siempre ocupado.

¿ No esta lejos de la razón o la incapacidad?, pensar que un pueblo con hambre rompe tarde o temprano las normas, no estaba contemplado en sus ideas sociales.

Para cualquier cubano, dentro o fuera, la palabra transición es lo que se espera no solo con ansias, si no en orden lógico de prioridades, con la cordura de saber que un cambio debe ser para bien.

Solo un maniaco esquizofrénico o un anciano decrépito, espero sea el caso, es capaz de cuestionar un transito que cada día se ve más urgente y más negado al sufrido pueblo de Cuba.

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