martes, 18 de marzo de 2014


"Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá".   Mt. 12:25

Creen los líderes que azuzando al odio pueden hacerse del poder con facilidad.  Tanto la izquierda como la derecha se necesitan para armar el equilibrio de un Estado.

No avanza mucho quien inclina la balanza a su favor a costa de perjudicar al oponente. Y aunque a primera vista muchos parezcan avanzar, la historia les demuestra de manera efectiva que no han actuado para bien y lo hecho a expensas de asestar golpes al contrario le pasa tarde o temprano la cuenta.

Programas más o menos pueden servir de plataforma para elevar los votos necesarios para allegarse nuevos proyectos, pero deben como objetivo primordial, ver por el sagrado deber de elevar el bienestar de todos.

Cuanto gobierno pretextando trabajar para el pueblo se enseñorea del mismo y crea tal pobreza en la población que no tiene más remedio que fomentar el odio y la represión del contrario, para acallar la justa rebeldía de las masas.

Llega a tales extremos la violencia por perpetuarse en el poder que despojados de toda ética y moral se desgobierna por decreto y se dejan a un lado las leyes hechas para poner orden y convivir bajo su amparo, hecha para todos y por todos aprobada.

Tantas dictaduras nacen al calor de ofrecer mejoras para los más necesitados, y acaban empobreciendo a todos  por igual. Al cabo entiende el pueblo, que solo fue usado por mentes hábiles y macabras que lejos de luchar por una vida decorosa, los ha llevado a niveles nunca conocidos de hambruna y desamparo.

Es criminal que quién esté al frente de un Gobierno, denigre al oponente y provoque a pleitos a su pueblo. Si incapaz de cumplir el bien prometido de mejorar los niveles de vida de su nación, mejor le sería renunciar con decoro que permitir un solo disparo de las fuerzas represoras contra lo más valioso del ser humano, la vida.

Los que llevados por la incapacidad o los hechos naturales de su tiempo, no pueden cumplir tales objetivos dignos, en mejor situación se verían llamando a todos los hombres de buena voluntad con respeto y cordial sensatez a unir fuerzas para sacar adelante al país que fuera.

Un hombre que ama a su patria no tiene más partido que el compromiso asumido con todos.

foto: FP.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Lunes de Post-Revolución Venezuela, Fidel te mata