Debido a la aprobación
constitucional de la Reforma Educativa en México, se han disparado y puesto en
boca de propios y extraños los grandes retos de la educación en nuestro país.
Quedan al desnudo, lagunas,
deficiencias, carencias y lo más negativo, la renuencia de los propios maestros
a efectuar cambios que mejoren su desempeño profesional.
¿No desean ser
evaluados lo docentes mexicanos? Ojala en esa postura estribara toda la
resistencia al cambio.
Escucho hablar a Carmen
Aristegui sobre el modelo educativo de
Finlandia. Que ocupa uno de los primeros lugares del mundo. Contra otro,
el nuestro, que persiste en vivir en la cola de las mediciones internacionales,
que allí nos sitúan por nuestros malos resultados.
Si queremos dar el gran
salto hacía el desarrollo, tenemos la obligación de comenzar por nuestro modelo
educativo. A todas luces mediocre.
¿Son capaces nuestros
docentes? Competitivos, verdaderos profesionales, en cierta medida yo digo que
sí.
Sin embargo donde veo
graves dificultades es en la mentalidad con la cual se disponen a enfrentar los
retos que se presentan a diario en las pruebas internacionales.
Por qué medirnos a través
de parámetros que conjugan el desempeño de otras naciones, por la sencilla razón
que provocaría un espíritu competitivo y un afán por escalar posiciones de
superación que nos acercarían paulatinamente a los punteros.
Desterrando la desidia,
el conformismo, la apatía y la propia indiferencia con que nuestros maestros
asumen la labor educativa.
Muchos son los puntos
negros en la educación actual, y mucho falta por remover para lograr
destrabar los pesados puntos que impiden un crecimiento en la calidad educativa
en nuestro país.
¿Por qué se teme a la Reforma
Educativa en México?
Se teme a lo
desconocido, y la propia ignorancia y mucho de mala fe hace que la trasmisión de los beneficios de
la propia Reforma no lleguen con claridad al entendimiento de los maestros.
Ante tales dificultades
es preciso provocar juntas y fórum para esclarecer los cambios que se
manifiestan en dicha Reforma.
Tal vez incluso los
cambios fundamentales no están siendo tomados en cuenta.
Una Supervisión
efectiva, donde no sea efectuada por maestros a las puertas de la jubilación,
que por consecuencia, están más preocupados por abandonar el Sistema Educativo
que por involucrarse a fondo.
Pagos en función del
desempeño. La posibilidad de contratar, por parte de la Dirección de cada
plantel, a los maestros que consideren más capaces para lograr los objetivos que persiguen como Institución.
Premios por desempeños
a las Escuelas, para disparar mecanismos que permitan competencias por ofrecer
mejores resultados.
Y por supuesto no se
puede dejar a un lado la evaluación de los docentes.
Debido que precisamente
las graves deficiencias que presentamos, se deben a maestros que se sienten
seguros y no hacen nada por capacitarse, instruirse, conocer sus fortalezas
y debilidades.
Es labor del Estado
crear una Supervisión paralela y un compromiso sociedad, gobierno, que pueda ir
mostrando avances en los niveles educativos que como país nos hemos
propuesto y corregir las desviaciones que se presenten , para ir buscando
afanosos el lugar que México merece a nivel mundial en el progreso
educativo.
Solo así de manera
profesional , sistemática y supervisada
por los interesados podremos sacar adelante la Reforma y la vida educativa de
nuestra nación
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