En su periplo por
algunos lugares significativos del orbe y otros, al menos para algunos cubanos,
no tanto, la blogger Yoani Sánchez, de agenda llena y corazón contento, desata
eufóricas respuestas de parte de amigos y enemigos.
Dejando a un lado la específica
labor desempeñada por Sánchez a través de las redes sociales, ha puesto otra
vez el nombre de Cuba y su compleja situación política en boca de muchos.
Para los fines que
persigo es un acierto indiscutible. Se debe invocar a Cuba para romper
cadenas y no para lucrar con ella.
Agradezco a quién de la
forma que sea contribuye a poner sobre la mesa la discusión sana sobre libertad
y tiranía. Más, por supuesto, si de mi patria se trata.
Acepto que todo
contribuye a lograr el fin. Pero no dejo de desconfiar de los métodos.
No fue precisamente el
exilio, que tantas veces ha socorrido y socorre a la Madre Generosa, en la figura de las
remesas que directa o indirectamente, ayudan a sobrevivir y paliar la debacle
en que la misma dictadura se ha colocado, el que ha provocado la desunión de
los cubanos.
Me ha tocado ver en
diversos foros en el exterior, discusiones sobre Cuba, que parecen no tener fin
y alborotar a medio mundo. Opiniones a favor y en contra, con la libertad que
estos países permiten a sus ciudadanos y que los cubanos injertados por azahar
del destino, logramos participar.
Me gusta la unidad en
torno a la libertad. La provoco, favorezco y priorizo. Sin libertad no puede haber
respeto a la dignidad humana.
Lo que no acepto y
desde ya marco mi raya, es unidad, remesas, manipulación de sentimientos,
levantamiento del embargo económico y permanencia de la tiranía, transitando
hacía un arroz con mango indefinido entre monarquía y pequeños siervos con
negocios menores, de vuelta a los años 60, demostrando el régimen un fracaso estrepitoso
en política social.
¿Unidad entonces en
torno a qué?
Cultura, raíces, idioma,
es válido.
Unidad en torno a una
dictadura que se ablanda por la candela de los años y los fracasos.
Un acercamiento
discreto y perdonavidas.
Cerca estamos, se ven
llegar esos vientos, Silvio Rodríguez cantando junto a Isaac Delgado, reediciones
de Lezama Lima, tal vez Cabrera Infante o Arenas.
Lo único que nos falta
es que nos llegue por correo certificado La Carta de Cuba.
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