lunes, 19 de diciembre de 2011

La Violencia como arma política en Cuba.

Henry Perales Elías. 
Cubano golpeado por grupos paramilitares cubanos.

La violencia como recurso político demuestra el grado tremendo de descomposición en cualquier sociedad. Enviar personas organizadas para propinar palizas a ciudadanos que protestan contra el sistema establecido, no es un acto en defensa de la Revolución. Esa es la forma , el pretexto. El fondo, es mucho más tenebroso. 


La sociedad ha creado normas civilizadas, para discutir las diferencias que provocan, los intereses inherentes a su propio desempeño. 


Querer ignorar que estos intereses evolucionan y cambian con los años, es intentar en vano detener la historia. Por ello no hay personaje más nefasto que un dictador. Su tesis es todo lo contrario a la libertad, porque la libertad lleva implícita la valentía de decir y escuchar, de acertar y de errar, sin que por ello se vea debilitado el pensamiento humano, muy al contrario, de cada crisis personal , local o mundial el ser humano adquiere sabiduría y saca de si lo mejor que posee. 


Querer intimidar a golpes, acusar a los conciudadanos de agentes extranjeros, no aceptar que el modelo propuesto, durante 53 largos y angustiantes años no ha funcionado y remendarlo a capricho. Sustentado en el descrédito de lo ofrecido, provoca el descontento de muchos , que al ver cerrados los canales para expresar su desencanto, frustración y deseos de proponer nuevos cambios, alimenta un clima de inestabilidad, violencia y degradación, que nos remite inmediatamente a procesos similares en otras épocas de la historia humana.


Este es el triste caso de la sociedad cubana hoy. 


De que sirve un pueblo con casi cero analfabeto, si no pueden hablar libremente. De que sirve un gobierno que organiza gavillas de truhanes , para callar lo que otros quieren ,y tienen el derecho de decir, por qué descalificar al que piensa diferente, quién es dueño de la verdad absoluta.


Solo aquellos cómplices y sus lacayos y serviles compinches optan por callar y mirar hacia otro lado cuando se viola tan descaradamente el derecho que tiene un simple individuo para ser escuchado, para proponer otra forma de hacer las cosas, si ve con razón que lo que se hace no sirve a sus intereses, disentir es un deber moral cuando se ve el interés propio amenazado por un grupo de traidores y asesinos que lucran descaradamente con el país de todos.


Por qué  me pregunto, romperle tan brutalmente la cabeza a un vecino , a un coterraneo , alguien del mismo pueblo, quizás del mismo barrio, porque piensa diferente a mi.


Esa fue la educación que me dieron en el Preescolar, en la Primaria, en la Secundaria, esos son los lineamientos que enseñan los catedráticos cubanos en sus " universidades" , esa es la cultura que pregonan ante el mundo, los mismos que azuzan hermanos contra hermanos? 


La Cultura de la violencia, del golpe, del abuso, de la intransigencia, de la no tolerancia.!


De esa cultura y de ese raciocinio de malhechores está harto el mundo.


Una Revolución si es verdadera, pone la libertad del ciudadano por encima de todo y expone la verdad y la somete a prueba en la dura critica del pueblo. 


Si en cambio amordazan al mismo y lo intentan someter de la manera que estamos viendo, empobrecida y sin moral la revolución se vuelve herramienta de tortura en manos de verdugos y los pueblos entonces tienen el derecho de sacudirse esas cadenas, porque la revolución está enferma de poder y sangre y nada la sacia ,ni la   humaniza en su existencia, se ha vuelto estigma asesino que desconoce el rumbo por el cual fue en su día, necesaria. 







4 comentarios:

El Tinajón dijo...

La misma fórmula de todos los Dictadores. Y luego, como vemos ahora mismo en Korea del Norte, con horror por cierto, saldrán a llorar al que los somete. Triste realidad.

Angel Collado Ruíz dijo...

Cosa , querido amigo que no dudo, sobre todo en una porción de nuestro pueblo, tan dada al circo.

Enrique dijo...

Es un pueblo con cero analfabetos pero también con pésima educación, la Revolución igualo por la marginalidad no por la excelencia.

L. de Guereñu Polán dijo...

Deseo para Cuba una pronta transición a la democracia. Si bien simpaticé con los revolucionarios de 1959, e incluso pude comprender algo (no todo) del régimen cubano durante la guerra fría, está claro que hoy no es más que el refugio de los que no saben a donde ir y defienden con uñas y dientes sus privilegios. Un saludo.