La mayoria de los cubanos que hemos vivido en Cuba los efectos de la prolongada dictadura y después salimos al mundo , en general no andamos muy bien del cerebro, digo yo.
No actuamos como otros nacionales que no vivieron aquellos macabros tiempos.
De pensar igual, vestir igual y opinar igual.
Ademas, nos queda una desconfianza eterna hacia lo que se dice y sucede con relación a Cuba, quizá producto de un efecto reflejo o un habito hacia la desconfianza producido por cuestiones muy metidas dentro de la psique.
Alan Gross, el judio- americano que nadie mando a buscar y que sólito se metió en la boca del lobo.
Preso por entrar material de telefonía sofisticado , a los efectos del régimen tiránico.
Quién me quita de mi loca cubana cabeza que es una extraña maniobra para acabar canjeando a unos espías convictos y confesos, por un cipayo puesto ahí a exprofeso.
Antes vino un representante que ya no fue del nivel adecuado para negociar. Ahora mandan al Tutti de todos los pandereteros. Y el sumo heredero no solo lo autoriza a visitar al Sr. Gross, también se refiere al caso.
Es notable lo buena gente que puede ser un tirano cuando tiene un propósito definido.
Cinco espías por una papa judía que puede ponerse fría en cualquier momento. Quién da más?
Ahora solo faltan los arreglos menores echar a rodar una campañita humanitaria y la Habana se prepara a recibir como héroes a otros primerizos plomeros.
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