Hoy México está de fiesta, ha llegado a los doscientos años del inicio de sus luchas de independencia. Aunque Hidalgo no tenia, junto a los demás conspiradores un proyecto profundo de nación y una filosofía que lo respaldase para construirla, fue, sin lugar a dudas el motor que inicio la independencia.
Hoy México está de luto, porque los que nos dicen gobernar se han olvidado de mirar hacia el verdadero objetivo, un país avanza en la medida que va desterrando la pobreza y creando condiciones de vida mejores para su pueblo. Si los gobernantes que hemos tenido al menos en los últimos 26 años no han sido capaces de disminuir esos índices de miseria y al contrario la población más vulnerable continua creciendo y el flagelo del narcotráfico continua disputándole al poder el control de las calles, sucede lo que hoy tristemente vemos, incontables municipios y ciudades donde la gente temerosa de sufrir algún tipo de atentado en contra de su integridad física, decide celebrar en familia , una fecha que a todas luces marcó el camino de la grandeza de este hermoso país.
Estamos ante un Estado fallido con creces, y a punto de perderse por completo el control sobre la seguridad pública, más bien parece México una ciudad sitiada, con policías y soldados armados fuertemente recorriendo las calles y bloqueando caminos y entradas y salidas de municipios.
Tanto ha penetrado la delincuencia organizada a los sistemas de seguridad que se ha perdido el respeto por las instituciones que fueron creadas para darnos tranquilidad.
Más de 25000 muertos, respaldan la magnitud de nuestra tragedia como nación.
Un país que llega a la celebración más hermosa de todas con un gobierno gritando que hay que unirse, pero que con sus actos fomentó y fomenta la división.
Encarecimiento total de la vida, empezando por los combustibles. No se ve una sola medida destinada a paliar esta crisis que no es heredada, es debida a la mancuerna nefasta con los EEUU, de los que como país somos dependientes por la obra y gracia de nuestros propios gobernantes.
Comprometidos como pueblo en sobrevivir cuando las oportunidades de empleo se dificultan y las fronteras se cierran, solo estamos entregando en manos inescrupulosas los destinos de miles de jóvenes que ante la decepción y la carencia de ofertas dignas, escogen servir al mal.
Hoy celebramos doscientos años y estamos enfrascados en construir un futuro mejor para México, a pesar de las lacras que el dinero fomenta y que nos impiden luego distinguir entre políticos y mafiosos.
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