sábado, 11 de julio de 2015

LOS MAESTROS EN LA ENCRUCIJADA DE SUS RESULTADOS


La educación de nuestros hijos no es parte  de la beneficencia del Estado, ni se resuelve con una torta y un refresco, si no entrándole con la camisa remangada, con valentía y patriotismo, educamos para lograr un México de primer mundo, no para darle vida de primer mundo a los dirigentes sindicales que se chupan el dinero y no les importa la calidad educativa, o muchos politiquillos de ocasión, ajenos al compromiso histórico que vivimos.

Estoy leyendo en un diario de circulación nacional sobre el nerviosismo que presentan los maestros al enfrentarse a la evaluación docente, que ha traído rechazo y mucho cuestionamiento.

Siendo maestro yo mismo, veo las cosas desde otro aspecto, entiendo el nerviosismo de mis colegas, aunque en verdad los temas tratados en la evaluación son o deben ser, del dominio de los mismos.

Advierto sin embargo que los verdaderos resultados están de forma pública, expuestos a los ojos de propios y ajenos en las cifras mundiales de los exámenes que se efectúan a nuestros educandos cada año. 

La respuesta a los cuestionarios de la Secretaría de Educación Pública, solo son un trámite más.

Ahora se presenta otra interpretación, muy propia, si los resultados de las evaluaciones son favorables a los maestros, y los resultados de los exámenes nacionales a los estudiantes arrojan tan bajo desempeño de los alumnos, estamos ante otra problemática, alguien no está haciendo su trabajo de manera profesional.

Alguien simula o no da su mejor entrega a la vocación de ser maestro. O de plano no sabe ser maestro.

Se conoce, debido a las estadísticas de las diversas pruebas: Enlace, Olimpiada, Pisa. Escuela por Escuela, salón por salón y por ende maestro por maestro.

De quién es entonces la responsabilidad de pedir cuentas, de ajustar procedimientos y exigir resultados.

Así como piden derechos laborales, deben ser profesionales para ofrecer clases de máxima calidad.

Comprendo y muy bien que entiendo las deficiencias de la S.E.P. para habilitar salones y proveer a las Escuelas de todo el material posible que facilite el trabajo a los docentes, pero vengo de donde se borran cuadernos para usar el próximo ciclo escolar y ni gises hay muchas veces. No escucho cuentos de carencias, porque las conozco casi todas.

¡El que quiere enseñar se crece ante las dificultades!

Es el empeño del maestro, su entrega, su vocación, el celo que tiene de sacar adelante a sus alumnos, por el mismo prestigio personal y el beneficio de sus educandos.

Los resultados que vemos a nivel mundial nos dicen que tenemos mares en vez de lagunas que atajar. Y comprendo que es una lucha de todos los involucrados, maestros y sociedad, Gobierno y Secretaría. 

Tal vez no se tenga el Secretario idóneo, que en vez de ser errático y timorato, elabore estrategias sencillas de supervisión y control de desarrollo de docentes, mediante visitas y apadrinamiento a escuelas donde están los maestros menos preparados, hasta el lamentable, pero necesario despido de quien no da el ancho para educar. Así mismo cesar al propio titular de ser preciso.





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