Cuando te encontré, cuando tú me hallaste
Pablo Milanés
No es en sí la filosofía detrás
de una canción de la nueva trova. Es todo lo vivido que hace recordar.
Mientras transcurría mi infancia,
como suele ser la de tantos en este mundo, juegos, escuela y tareas, se llevaba
a cabo la más controversial guerra de ideas que alguien pueda imaginar, siendo
en verdad, algo trágico.
De niños nos vimos de pronto
adoctrinados por padres que nos decían que calláramos las cosas que se conversaban
en la mesa familiar, explicando de forma reiterativa, que
de saberse las mismas, todos corríamos el peligro de vernos separados.
A su vez en las Escuelas se nos arengaba a ser como el "Che" y amar a una revolución que fomentaba el odio hacía todo lo que no fuera su propia ideología, empobreciendo la vida nacional.
La realidad superaba con creces
el temor de ver familias divididas, porque crecimos los cubanos en un
sistema político represor de las ideas, sin la menor posibilidad de discutirlas
de manera abierta.
La “verdad” que se proclamaba de
forma oficial se “discutía” en los foros de barrio, se “estudiaba” en los lunes
de juntas de calles, vertida de manera impositiva, sin la más pequeña
probabilidad de ser analizada con entera libertad.
Si el discurso del gobierno decía
que se quitaría una libra de azúcar para el hermano pueblo de Chile, al otro
día ya venía descontada de la cuota.
Cuánto joven fue a la guerra para
apoyar causas desconocidas y ajenas, muchos murieron sin saber los intereses que
había detrás de tantas discrepancias.
Al igual que millones viví muchas
prohibiciones, no puedes entrar a ese hotel, está playa es de la Seguridad del
Estado, aquella zona es militar: ¡Se prohíbe el paso!
No puedes estudiar tal carrera,
los religiosos no tienen derecho a la universidad.
Se limita dramáticamente la salida del país. Además, si
te falta algo en el inventario de tus cosas en tu propia casa, tendrás que
pagarlo o no podrás irte.
Si no eres comunista no puedes
aspirar a tal o más cual puesto de trabajo. Desgraciadamente la presidenta del
CDR, no dio un buen testimonio de alguno y no pudo entrar al trabajo que
deseaba.
Él fue militar en el ejercito de Batista,
(hay que reconocer que Batista nunca tuvo ejercito) Y por una aseveración así,
lo dejaron cesante.
¡Sí, ese fue! ¡Él mato a mi hijo!
Fue fusilado de inmediato. El “hijo” se paseaba libremente por Miami. El famoso
“Che” Guevara mandó fusilar a otro inocente.
Después de 54 años muchas cosas
han cambiado, otras siguen siendo tan iguales que parece no pasar el tiempo por
las formas.
No tenemos contemplado que en
esta escuela se enseñe inglés, solo ruso y francés. Es necesario que todos sepan
hablar inglés, acaba de dictar Machado Ventura, uno de los ancianos líderes.
¡Los que se van de Cuba, son
gusanos! Debemos tratar con respeto a la comunidad cubana en el exterior.
Incluso podrán recibirlos en sus casas, sin que por ello exista discrepancia
con el PCC.
La lista es tan extensa que
faltaría espacio para escribir las miles de contradicciones. Órdenes y contra órdenes.
Siempre emitidas desde un lugar
secreto que en la mayoría de los casos no perdía el tiempo, ni en dar la cara,
ni en preguntar opinión alguna a nadie.
Hoy no ha cambiado el panorama
con las nuevas relaciones diplomáticas.
En esencia se sigue viviendo bajo
el más absurdo pragmatismo tiránico de siempre. No pueden jugar otro juego, no
lo saben. No saben pensar, solo obedecer órdenes como en un gran cuartel
militar.
¡Y un pueblo autómata que a todo dice sí o no, según se le ordene!
Durante 54 años solo se ha luchado para destruir al individuo y crear un rebaño sin criterios.