viernes, 15 de agosto de 2014

Los muchachos del Callejón sin salida

Estoy viendo estadísticas recientes, sobre la situación de la Educación en México. 

Altos índices de deserción escolar. Poca comprensión lectora. Bajos indices en Matemáticas. Desconocimiento profundo de otras culturas y países. Incluso de los propios grupos étnicos nacionales.

Nuestros jóvenes al no tener más que una preparación de 8 grados, de dudosa calidad, están obligados a aceptar empleos mal remunerados.  

Condición que los ata a una cadena de frustración. Y desventajas.

Quien crea que la educación, la enseñanza, el aprendizaje no es algo necesario, debería investigar que hace la gran diferencia entre sociedades desarrolladas y subdesarrolladas.

En casi todas las estadísticas que veo, sale a relucir el alto costo de la Educación en México.

Es cierto que solo de Educación no vive el hombre y no por tener acceso a estudios universitarios todos nuestros estudiantes sea un factor que nos lanzará directo a transformar a este país. 

Sin embargo al tener una población más preparada en todos los sentidos, tendremos la capacidad de producir, convivir y socializar con mayor calidad de vida.

Entre los factores que atentan contra la continuidad escolar se encuentran las altas cuotas que se pagan por ofrecer estudios a nuestros jóvenes. 

En ningún caso veo que sea necesario cobrar cuotas ni al inicio, ni entre semestres, ni mucho menos para hacer mejoras a los planteles educativos.

Es deber del Estado ofrecer este tipo de instalaciones e incluso darles mantenimiento y pagar los salarios de los docentes.

El pago de estas cuotas afecta no solo la economía familiar, incide directamente en la continuidad escolar.

Noto que se hace muy poco o casi nada para remediar esta sangría a la paupérrima economía familiar y cada inicio de curso miles de estudiantes se ven obligados a dejar de ir a las escuelas por no poder pagar dichas cuotas.

Dónde está la ley que acabe de regir la voracidad de los directores de escuelas, escudados en sus consejos de padres de familia. 

A quién le importa verdaderamente que hagamos algo inteligente para sacar adelante a nuestros jóvenes, antes que la calle les gane y sean convertidos en un problema para la sociedad.



  

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